lunes, 8 de julio de 2013

La futbolización de la F1

Llevo tiempo queriendo escribir sobre este tema, un asunto que si lo piensas concienzudamente da bastante tristeza. Lo he llamado la "futbolización de la F1" porque supone trasladar el concepto de hincha de un equipo de fútbol a las carreras. En España solo existe Fernando Alonso, no descubro nada nuevo. Hace diez años Montmeló estaba teñida de azul, por los colores de Renault, luego de plata, por los de Mclaren, a continuación de unos horribles naranja, blanco y azul otra vez de Renault y, para acabar de  rojo por Ferrari. Y si mañana Fernando Alonso ficha por Lotus, bienvenido sea el negro.

Es cierto que todos tenemos unos pilotos que nos gustan más por sus dotes al volante, por sus logros conseguidos o por determinadas acciones que quedaron en nuestro recuerdo. Pero, desde antaño, desde cuando en España no se veía la F1 en directo y a las 14,00 de la tarde, lo normal era ser de un equipo. Yo lo reconozco, siempre he sido y seré de Ferarri y me he tragado unos bodrios de escándalo antes de que el gran Michael Schumacher recalara en el equipo.

Ser de Ferrari no me impedía alegrarme como el que más cuando Alonso conquistó sus dos títulos de campeón, pero lo que nunca entendí fue esa animadversión a Hamilton (con insultos racistas de por medio en Montmeló) cuando se le subió a las barbas a nuestro campeón, como tampoco consigo comprender el odio que hay ahora mismo hacia Vettel. Da mucha pena que no consigamos apreciar las virtudes del alemán, de cómo comanda una carrera desde el principio sin cometer errores, de cómo adelanta desde el fondo de la parrilla cuando le ha tocado (pocas) hacerlo, de la consistencia a la hora de calificar a una vuelta, de cómo ha impuesto su condición de líder en el equipo, etc...

Se me abren las carnes cuando leo que Vettel tiene suerte, que nunca se le rompe el coche, que el equipo le favorece en detrimento de Webber, etc. ¿Somos incapaces de reconocer que estamos ante un fuera de serie en toda regla? Pues sí. ¿Y a Alonso? Pues que ojalá que gane, que consiga con un coche inferior acabar con el reinado que lleva imponiendo el alemán. Nada me haría más feliz. Pero lo que no me hace feliz es leer en twitter (ese lugar donde muchos sientan cátedra y dejan volar sus peores instintos) son los insultos que dedicaban ayer tras acabar el GP de Alemania.

Esto no es el fondo sur del Bernabeu, no es el frente atlético del Calderón ni el púlpito de los radicales independentistas del Camp Nou. No. Estos son carreras de coches, donde gana el mejor monoplaza y donde dos manos deciden las décimas. Es bueno que se apoye a Alonso pero con respeto, cordura y mesura hacia el resto, porque estamos creando la cultura del Alonsismo y no del Motorsport. ¿Qué pasará cuando no tengamos un piloto puntero en la parrilla? ¿Lo mismo que en el ciclismo? ¿Cuántos saben ahora quién es Froome?

Si interrumpes una conversación de bar un lunes en la que dos personas hablan sobre las estrategias de elegidas por los equipos, los compuestos de Pirelli o sobre esa apurada de frenada... ¿Pensáis que si les pregunto cómo se llaman los pilotos de Caterham o Marussia lo sabrían? Un día lo voy a intentar...